Comunicación

Featured

ÓSCAR GONZÁLEZ, DE LA ESCUELA DE PADRES CON TALENTO, HABLA DE LA IMPORTANCIA DE LA RELACIÓN ESCUELA Y FAMILIA, EN LOS DIÁLOGOS DE COFAPA

Pin It

Captura_de_pantalla_2016-10-26_a_las_11.12.54.png

 

Óscar González, profesor y director de la Escuela de Padres con Talento, fue el protagonista del último Diálogo de COFAPA este 26 de octubre. Desde su experiencia como maestro y como padre, González centró su ponencia en la necesidad de que escuela y familia vayan de la mano como dos partes de un mismo todo en el que los niños son los principales protagonistas y son los grandes beneficiados de la relación positiva entre ambas partes.

Entendiendo que existe una difícil relación entre familia y escuela, y partiendo de un pesimismo instalado en la sociedad que hace que podamos anclarnos en una desidia sobre si es posible cambiar algo, González propone focalizar los esfuerzos en dejar a un lado las quejas para centrarse en la búsqueda de soluciones desde nuestra posición. 

El cambio debe empezar por darle la vuelta al discurso, hablando de mejora y utilizando la crisis que sufre la educación para mirar hacia las oportunidades y superar las dificultades y los errores, asumiendo que la mejora es una responsabilidad de todos y cada uno debe asumir el papel que le corresponde. En educación hay que buscar ser prácticos, poner en marcha las iniciativas que pueden funcionar y no quedarnos en la teoría sobre lo que se debería hacer para solucionar los problemas y no atajarlos. 

González propone que escuela y familia no sean competidores, sino colaboradores, porque el proceso educativo es único en el que ambos agentes deben ir en la misma dirección, buscando acabar con las divergencias y los desencuentros, porque como dice este maestro citando al profesor José Antonio Marina, la escuela no puede educar sin los padres, ni los padres sin la escuela. Ciertamente, los padres cada vez están más implicados en el proceso educativo, pero quizá la escuela no les deja participar lo suficiente. Es necesario ponerse de acuerdo para funcionar como un equipo en el que docentes y padres deben hacerse la misma pregunta:¿qué puedo hacer yo para que las cosas mejoren?

Y aunque hay que ser conscientes de que todavía existen muchos muros que derribar, los datos apuntan a que el éxito social y personal de los alumnos depende de la relación entre padres y escuela, y que la implicación de los padres en la escuela repercute en una mejora de los resultados de los alumnos. Si es cierto que debemos pedir a los padres que se impliquen en la educación de sus hijos, preocupándose por lo que pasa en las aulas, hablando con los alumnos sobre lo que trabaja cada día, a los docentes se les debe pedir también que den a los padres el espacio que demandan dentro de la escuela, haciéndoles también que sean protagonistas en el centro. Solo con esta conciencia de responsabilidad de ambas partes, solo trabajando juntos, el cambio puede ser posible.

Según González, se necesita trabajar en acabar con los desencuentros entre familia y escuela y buscar puntos comunes que permitan recuperar una confianza quizá perdida que debe empezar por acabar con los problemas de comunicación existentes y aprender a escuchar los mensajes del otro.  Además, hay que aprender de las iniciativas que funcionan a nuestro alrededor, formando equipos para que los proyectos sean comunes y sobre todo estén enfocados al beneficio de los alumnos.

Entre las propuestas para mejorar esta relación escuela y familia, que para González es fundamental, el maestro habla de las escuelas de padres, invitando a crear organizaciones de este tipo en todos los centros, donde los docentes se acerquen a los padres y los padres sean protagonistas dentro de la escuela.

En conclusión, si las dos partes colaboran, la relación entre ambas puede mejorar. Solo falta que miremos al mismo horizonte y trabajemos en la misma dirección para acabar el sistema. La premisa, sin duda, el respeto mutuo para acabar con la desconfianza que nos impide construir juntos.