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LOS DOCENTES Y EXPERTOS DE UN ESTUDIO SOBRE EL FUTURO DE LA EDUCACIÓN EN ESPAÑA NO CREEN QUE HAYA PACTO EDUCATIVO

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La Fundación BBVA y la Fundación de Ayuda contra la Drogadicción (FAD) presentaron este viernes “Educación en España. Horizonte 2020”, una investigación realizada a partir de un panel de 200 docentes y expertos en la materia de diferentes perfiles, sobre el futuro de la educación en nuestro país en los próximos 5 años.

El subdirector de estudios de programas de la FAD, Miguel Ángel Rodríguez, y la coordinadora de investigaciones de la FAD, Anna Sanmartín, desgranaron las principales conclusiones del estudio, basado en preguntas sobre lo que creen los encuestados que ocurrirá en el corto plazo de cinco años, teniendo en cuenta lo que se vive actualmente.

 

Sin duda, destaca la visión pesimista de estos expertos y docentes sobre la posibilidad de alcanzar en los próximos cinco años el tan necesario Pacto de Estado por la Educación que otorgue estabilidad el sistema y lo mantengan al margen de avatares partidistas.

Para sustentar esta idea se basan en que consideran que el marco normativo será inestable y se establecerá con poco consenso, con leyes que cambiarán según los gobiernos, lo que impedirá una evaluación a largo plazo porque serán modelos que rápidamente serán sustituidos antes de comprobar su eficacia probada y real. A esto se sumaría la creencia de que la comunidad educativa no será consultada ni participará activamente sobre las modificaciones de la normativa educativa.

Además, la mayoría opinan que se prevé un menor gasto público en educación, a excepción de la partida destinada a FP, que sería el nivel que podría recibir mayor presupuesto. Creen también que se reducirá la inversión en becas o apoyos, que serán de menor cuantía y dentro de un proceso selectivo más exigente, por lo que las familias tendrán que soportar el gasto educativo más elevado.

En cuanto al reconocimiento social del profesorado, los encuestados creen que no mejorará, porque la retribución económica y las condiciones laborales no irán a la par de la exigencia que se le pedirá, cada vez mayor. Si bien puede haber un reconocimiento legal, no lo habrá social, lo que en general, se traducirá, en que el cuerpo docente se sentirá desmotivado y poco valorado.

A pesar de esta mirada, quizás poco alentadora, si que se detecta entre estos expertos una convicción sobre que se perciben en el ámbito educativo prácticas y cambios alentadores, que llegan de la mano de las llamadas minorías reseñables, comprometidas con su propia formación, con la excelencia del docente, y comprometidos con afrontar los retos que presenta el futuro. Y dentro de estas minorías también destacaría el papel de las familias y su integración dentro de los centros y como motores del cambio que pueda producirse en ellos a corto plazo.

De todo el panel de preguntas realizado, se pueden extraer algunas líneas que pudieran marcar el futuro, como que el currículo será más flexible, que el bilingüismo y la necesidad de un segundo idioma además del inglés será algo que se impondrán (con el reto de saber si realmente el uso de estos idiomas fuera de las aulas es el adecuado), que se dará más peso a las asignaturas con contenidos más instrumentales, o que la enseñanza en valores seguirá siendo algo secundario, a pesar de estas minorías activas, frente a la primacía de la educación enfocada al emprendimiento empresarial.

La investigación arroja también que los centros concertados podrían experimentar un ligero crecimiento en estos años, sin que esté motivada esta intuición, lo que vendría a confirmar que el modelo seguirá vigente como hasta ahora.

Por otro lado, el examen seguirá siendo la forma de evaluar, los ránkings, destacando el PISA, cobrarán cada vez más relevancia, y las nuevas tecnologías cada vez tendrán más espacio como herramientas de cambio en las aulas.

En relación a una cuestión tan importante como la formación del profesorado y las condiciones de acceso a la profesión docente, los encuestados consideran que en el potencial escenario que dibuja la investigación se endurecerá el acceso a la carrera en un claro intento de prestigiarla, con exigencia clara de formación relacionada tanto con el bilingüismo como con las TIC. Aun así, creen que la formación del profesorado seguirá dependiendo del interés del docente y su preocupación por actualizarse para ofrecer lo mejor de sí en los centros.

No se cree que haya cambios sustanciales en relación a la asignatura de religión, que seguirá formando parte de currículo oficial y que será evaluable. Se detecta un cierto optimismo sobre el absentismo, no así sobre la tasa de abandono prematuro.