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CARMEN PELLICER, EN LOS DIÁLOGOS DE EDUCACIÓN DE COFAPA, HABLA SOBRE LA IMPORTANCIA DE LA EVALUACIÓN DE LOS DOCENTES

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La teóloga, pedagoga, escritora, y directora de la Fundación Trilema, Carmen Pellicer, fue la protagonista este 12 de mayo de la última cita de los Diálogos de Educación, organizados por COFAPA, en el que se habló del “Libro Blanco de la Profesión Docente” y el entorno educativo. 

El acto sirvió para plantear a grandes rasgos algunos de los aspectos más importantes que recoge este Libro Blanco, al que se considera el borrador sobre el que poder empezar a trabajar para mejorar la profesión, profesión desligada del acceso laboral detrás de la misma, es decir, incidiendo sobre la persona que es o que será docente, con independencia de la titularidad del centro donde desarrolle su carrera.

Los profesores son para Pellicer un puntal indispensable que necesita fortalecerse para poder hacer fuertes nuestras escuelas, teniendo siempre presente que el aula es el centro del cambio educativo que en este momento se necesita, sin olvidar que toda reforma debe abordarse desde múltiples puntos y abarcando diferentes aspectos que al final definen al sistema como un todo global.

Uno de los grandes desafíos que se plantea en este Libro es, sin duda, el controvertido tema de la evaluación del profesorado. Pellicer defiende la necesidad de establecer unos estándares de excelencia a los que deban encaminarse los profesionales, alejando la evaluación del juicio sobre el resultado, basándose en el análisis para mejorar dicho resultado. No se puede negar la realidad de que existen profesores buenos y profesores “menos buenos”, pero es fundamental incidir en la optimización de capacidades de los profesionales y en el desarrollo de sus competencias.

Pellicer explicó que para evaluar el desempeño docente hay que observar su comportamiento en la clase, para así reconocer debilidades y fortalezas y poder motivarles y corregirles sobre lo que hacen dentro de ellas, enfocándose en los alumnos y su crecimiento en las aulas, descubriendo sus capacidades. La formación del profesorado es fundamental para hacer las cosas mejor, para crear una cultura diferente que en un futuro tendrá repercusión en la mejora del sistema.

Para que el profesor sea mejor, hay que trabajar en distintos aspectos, como que domine la disciplina que imparte, haciendo sencillo lo complejo; ser capaz de discernir  el potencial de sus alumnos, hasta donde puede llegar y entrenarlo para sacar lo mejor del él; además de manejar nuevas metodologías para dinamizar las clases, saber crear dudas de aprendizaje en las aulas, usar las nuevas tecnologías o el bilingüismo. Es fundamental que sepa y pueda programar, imaginar cómo serán sus clases, y para ello debe tener tiempo y estar descargado de tareas administrativas, y es aquí donde hay que plantearse ampliar las plantillas de personal de administración y servicios.

Sin duda es un camino largo, hay que crear cultura de autoevaluación, crear cultura de trabajo en equipo, construir redes entre los centros, las familias, los docentes, la municipalidad… conseguir lo más difícil, implicación y compromiso y que la pasión sea la máxima del profesor en el aula.

Entre los grandes desafíos está flexibilizar los sistemas para lograr llegar a los alumnos y, por supuesto, cambiar los modelos de dirección incluyendo el análisis y la evaluación del desempeño profesional. Cambiar la educación de un país pasa por cambiar muchos elementos, no solo al profesorado, sino también otorgar más autonomía en el diseño de las programaciones a los centros u otorgar más libertad a los directores para la gestión de los presupuestos y que se pueda destinar parte de ellos la fortalecer al buen profesional.

Sobre el controvertido tema de las remuneraciones del profesorado, no es que se abogue por pagar menos al peor profesional, pero sí hay que plantear la revisión del sistema de complementos para premiar el esfuerzo de aquel que se preocupa de ser mejor profesional.

En relación al tema de las evaluaciones externas, Pellicer se mostró a favor de ellas, eliminando la publicidad de las mismas, sin que se rompa el principio de confidencialidad. Igual que evaluar al profesor es decisivo, también es decisivo evaluar el desempeño de los centros, pero con un correcto modelo de gestión de los datos que se obtienen de las evaluaciones. De nada sirve detectar un problema si eso no se acompaña de un paquete de medidas que permita su solución. Lo que demanda el centro que ve que no cumple los estándares de excelencia es que se le ayude con políticas que se encaminen a su mejora y a la resolución de las carencias que la evaluación detecta.

Pellicer también dedicó unas palabras al Pacto Educativo, cuya propuesta de Libro Blanco estará preparada en breve. Del pacto dijo que, sin duda, su puesta en marcha está unida a un clamor general, sobre todo por la necesidad de dar estabilidad a la educación como un pilar de la sociedad, con una ley que sobreviva una generación y piense en los alumnos, dejando fuera del mismo el enfrentamiento político. Personalmente no cree que este momento sea el adecuado como para políticamente desmarcarse de apoyar una iniciativa como ésta, pero la situación parece más propicia para un pacto con tintes más sociales que políticos. 

En referencia a la controvertida LOMCE, la pedagoga considera que lo más acertado sería dar un tiempo prudencial de continuidad, ya que su derogación a pocos meses del inicio del nuevo curso no contribuye a la estabilidad que debería tener el sistema, y empezar a trabajar para en un futuro no lejano entre en vigor una nueva ley que nazca del consenso amplio del Pacto Educativo.