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MARCIAL MARÍN ABRE EL XIII CONGRESO DE ESCUELAS CATÓLICAS DEFENDIENDO LA LIBERTAD DE ENSEÑANZA

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El secretario de Estado de Educación, Marcial Marín, participó este jueves en la inauguración del XIII Congreso de Escuelas Católicas, que arrancó bajo el lema “Sabemos educar. Libertad y compromiso” y con la clara misión de abordar la educación desde distintas perspectivas, aunque siempre con un enfoque: la necesidad de trabajar por una enseñanza de calidad que construya la sociedad del futuro.

Marín, sintiéndose identificado con el hilo conductor del congreso, destacó la importancia de la libertad como seña de identidad de nuestro sistema educativo.

El secretario de Estado de Educación aseguró que la libertad tiene su máxima expresión en la libre elección de centro educativo por parte de las familias, que es un derecho fundamental recogido en el artículo 27 de nuestra Constitución, y que, además, supone un serio compromiso que atañe tanto a las familias, que deben poder elegir; a los docentes, a los que se les pide que no sólo eduquen con conocimientos, sino en valores; y, por supuesto, a las instituciones públicas, que deben comprometerse con la calidad en la educación, porque la calidad es uno de los temas que más preocupa a nuestra sociedad.

Para Marín, en la educación es de suma importancia tanto la libertad de modelos educativos, como la libertad de poder elegir que deben tener las familias. Por eso, ningún tipo de educación es menos que otra o subsidiaria de otra, porque la educación debe ser construida siempre pensando en las personas, y no sobre las siglas de ningún partido.

La educación, según recalcó el secretario de Estado, es el motor del progreso de una sociedad y todos debemos participar en su construcción, ya sea desde un centro público, privado o concertado, sin olvidar que los centros, sea cual sea su proyecto, tienen que ser viveros de cambio, adelantándose a los retos que plantea la sociedad del futuro.

Con respecto a la Religión, Marín dejó claro que la libertad de confesión es un derecho protegido por nuestra Carta Magna y que no se puede privar a los alumnos de este derecho. Además, la realidad es que, hoy por hoy, no se obliga a nadie a cursar una educación religiosa, pero son casi tres millones de familias las que eligen una educación con estas características y no se puede quitarles el derecho a elegirla.

En lo que se refiere a la calidad, Marín dijo que ésta no solo depende de los recursos disponibles, sino de las personas, entre las que destacan los tres grandes pilares del sistema: profesores, alumnos y familias, todos ellos implicados en la creación de un modelo educativo que debe ser solvente y que mire al futuro. Y el camino para lograrlo es trabajar juntos, pero en libertad.

En este acto inaugural, que dio paso a distintas ponencias que se prolongarán durante tres días, también tomó la palabra el secretario general de Escuelas Católicas, José María Alvira, que abogó por la libertad  y la pluralidad como valores para la escuela, sea pública o privada, y para la sociedad en general. Y destacó el compromiso de todas las escuelas católicas para mejorar la educación de nuestro país y, por ende, la sociedad en su conjunto. Por su parte, Monseñor César Franco, que también intervino, pidió a los poderes públicos que, valorando la aportación de la escuela católica, respete sus derechos y los de las personas.